A todos nos llega a preocupar el aspecto de nuestra piel conforme van pasando los años, queremos recuperar la frescura y postergar lo más que se pueda la aparición de líneas de expresión y arrugas. Muchas veces pasamos por alto lo esencial, dejando atrás lo más importante de nuestra rutina de belleza, y esto es mantener una piel limpia.
Una piel limpia es la base de una piel sana. Y una piel sana siempre lucirá más luminosa y tersa.
Cuando hablamos del ritual de belleza en el cuidado de la piel, hablamos de limpieza, exfoliación, hidratación y protección. Si mantenemos una rutina constante en el cuidado de nuestra piel, podremos retrasar los signos del envejecimiento y sentir el cutis fresco, suave y libre de imperfecciones.
La epidermis es la capa más externa de la piel y nos protege frente a bacterias, toxinas, cambios de temperatura y pérdida de líquidos. Esta barrera protectora natural de nuestra piel tiene queratinocitos. quienes nacen en el estrato epidérmico basal y migran hacia la superficie hasta llegar a la capa más externa, el estrato córneo. Cuando llegan hasta aquí, mueren. Estas células están compuestas en su mayor parte por queratina.
Pero a medida que nos hacemos mayores este proceso de regeneración celular se ralentiza, lo que se traduce en aparición de manchas y pérdida de luminosidad. Esto unido a la disminución de colágeno, elastina y ácido hialurónico dificulta la capacidad de nuestra piel de retener la hidratación natural y nuestro rostro pierde volumen y tersura.
Por esto, una correcta higiene facial basada en la limpieza y exfoliación, favorecerá la eliminación de células muertas, acelerando así la regeneración celular e incentivando consecuentemente la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico.
Si aprendemos a limpiar correctamente nuestra piel, eligiendo los productos y tratamientos de acuerdo a nuestro tipo de piel, evitaremos que ésta se reseque o sufra inflamaciones y tendremos una piel limpia, sana y radiante preparada para seguir con la rutina de belleza.
También es indispensable la limpieza de la piel para que otros tipos de tratamientos tengan un mejor efecto y logremos los resultados deseados.
Para tener una piel limpia, se recomienda realizarse limpiezas profundas periódicamente, continuar con el ritual de belleza en casa y utilizar los cosméticos adecuados para tu tipo de piel.
Otras cosas que debes hacer para mejorar tu piel son: mantenerte hidratado, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, dormir bien y liberarte del estrés. ¡Tu piel te lo agradecerá!
Y recuerda que en Dermos contamos con diferentes tipos de limpieza facial y podemos ayudarte a elegir el adecuado para ti.