La piel suele estar expuesta a daños, debido a la luz solar, cambios climáticos, contaminación, etc. Estos factores se comportan como agentes nocivos para la piel.
La piel es uno de los mayores órganos del cuerpo, que protege a éste de los riesgos medioambientales, regulando su temperatura y permitiendo la percepción del tacto. De ahí que te presentemos la siguiente serie de consejos para que tu piel esté saludable y tenga una apariencia tersa.
Bebe agua en abundancia
Tu cuerpo pierde agua a lo largo del día. Por ello, necesitas al menos reponer la que pierdes, para lo que has de beber entre dos y tres litros al día. El agua ayuda a que el cuerpo funcione lo mejor posible y hace que tu piel tenga una apariencia más tersa y fresca.
Haz ejercicio
La elasticidad y la tonificación de la piel se pierden con la edad. Puedes mantener la firmeza de tu piel haciendo ejercicio físico regularmente. Un ejercicio moderado como el yoga puede ser tan beneficioso como el más vigoroso ejercicio muscular. Cuando haces ejercicio, incrementas el flujo sanguíneo, lo que implica que la piel reciba de manera óptima los nutrientes y vitaminas esenciales. Por otra parte el ejercicio tonifica tus músculos, lo que ayuda a darle forma a tu piel.
Mantén tu piel limpia
Una piel limpia es la mejor manera de prevenir infecciones. Pero recuerda que los excesos de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y producir dermatitis, o bien, acentuar la sequedad de la piel.
Usa exfoliantes
La exfoliación favorece el proceso de renovación celular sin agredir a la epidermis. Algunos productos para exfoliar contienen ácidos procedentes de algunas frutas (alfa hidroxiácidos) que ayudan a eliminar las células muertas de la piel. Estos ácidos, también denominados AHA, pueden irritar algunas pieles, por lo que debes dejar de usarlos si percibes signos de irritación o enrojecimiento de la piel.
Hidrata tu piel
Hidratar tu piel diariamente te ayudará a mantenerla tersa al incrementar los niveles de humedad. La piel muestra distintas necesidades según la edad y el tipo de piel, por ello, si no estás seguro de qué es lo que más te conviene, es recomendable que consultes a un profesional.
Muchos humectantes contienen ácidos AHA, vitamina E, germen de trigo, aloe vera, extractos de plantas y otros ingredientes añadidos para mejorar la tonificación y textura de la piel, así como para reducir las marcas de la edad y las arrugas. Busca un humectante que no sea comedogénico (que no bloquee los poros) y huye de las “cremas milagrosas”.
Utiliza protección solar
El cáncer de piel es el mayor riesgo de la exposición prolongada a la luz solar. Las mejores medidas preventivas consisten en la moderación y la protección. Hay que evitar una excesiva exposición a los rayos del sol, así como usar un protector solar con un Factor de Protección Solar (normalmente denominado SPF) de 15 o superior.
Es aconsejable una nueva aplicación de protector solar, especialmente después de haber sudado o haberse dado un baño. Un exceso en la exposición al sol puede empeorar o acentuar los problemas de piel como el ezcema o la rosácea, afección que se caracteriza por la aparición intermitente de enrojecimiento o inflamación de la piel.
Observa y vigila tu piel
Observar tu piel regularmente hará que te habitúes y conozcas la apariencia de tu piel, lo que hará que detectes cualquier cambio en ella con mayor rapidez. Presta especial atención a los lunares; si ves que alguno cambia de forma o sangra, visita a tu médico de cabecera para que lo examine.
Deja de fumar
Finalmente, si eres fumador, lo más importante que puedes hacer para mejorar el estado de tu piel es dejar de fumar. El humo del tabaco seca tu piel, a la vez que constriñe los vasos sanguíneos y, por lo tanto, la cantidad de sangre que llega a la piel, privándola de nutrientes esenciales. Por otro lado, los fumadores tienen entre dos y tres veces más posibilidades de desarrollar psoriasis.
Esperamos que estos tips te ayuden a cuidar mejor tu piel entre tratamientos.